Las mujeres de los países musulmanes regidos por la sharía, legislación islámica, son juzgadas y sentenciadas, sin pruebas ni testigos, a los castigos más terribles. Ellas deben vivir con las leyes que los hombres creen que dictó Dios. El menor paso en falso les puede costar la vida.
“La lapidación de un adúltero o una adúltera será ejecutada mientras cada uno está en un hueco y enterrado, el hombre hasta su cintura y la mujer hasta una línea sobre sus senos.” Estas palabras están escritas en el Artículo 102 del código penal iraní.
Sakineh Mohammadi Ashtiani está condenada en Irán a la lapidación o a la horca. Fue declarada culpable por la justicia iraní, no solo por adulterio, sino también por complicidad en el asesinato de su marido. A pesar de que se juntaron firmas en muchos países, se hicieron blogs en internet y grupos en Facebook para salvarla, la espera su peor castigo.
Sakineh es viuda, tiene 43 años y dos hijos. Está presa desde 2005 en una cárcel en Tabriz, al oeste de Irán. Ese año fue castigada con 99 latigazos frente a su hijo por mantener una relación extramatrimonial con dos hombres mientras estuvo casada. A mediados de 2006 fue condenada a la lapidación por el mismo delito por el cual ya había sido juzgada y castigada.
Por la supuesta complicidad en el asesinato de su marido, se la juzgó y declaró inocente en 2007. Sin embargo, en 2010 se la volvió a investigar por la misma causa, pero esta vez se la declaró culpable. Amnistía Internacional detalla el caso y lucha junto con otras ONG para salvar su vida.
La única prueba que hubo para declararla culpable fue que los asesinos dijeron que ella los había contratado. Mientras que Issa Taherí, primo del marido de Sakineh, confesó ser el culpable del crimen, sin embargo, está en libertad.
“Los asesinos lo dijeron”, afirma Patricia Sinkari, abogada de la Unión de mujeres musulmanas en Argentina (UMMA). También agrega, “en los países islámicos es muy distinto. Cada uno, desde chico, ya sabe cuáles son las condenas por determinados actos y las mujeres saben como son las cosas.”
Grupos feministasMuchas agrupaciones actualmente defienden e intentan reivindicar los derechos de la mujer musulmana. La mayoría de estas mujeres son perseguidas y detenidas por la policía.
“La lapidación de un adúltero o una adúltera será ejecutada mientras cada uno está en un hueco y enterrado, el hombre hasta su cintura y la mujer hasta una línea sobre sus senos.” Estas palabras están escritas en el Artículo 102 del código penal iraní.
Sakineh Mohammadi Ashtiani está condenada en Irán a la lapidación o a la horca. Fue declarada culpable por la justicia iraní, no solo por adulterio, sino también por complicidad en el asesinato de su marido. A pesar de que se juntaron firmas en muchos países, se hicieron blogs en internet y grupos en Facebook para salvarla, la espera su peor castigo.
Sakineh es viuda, tiene 43 años y dos hijos. Está presa desde 2005 en una cárcel en Tabriz, al oeste de Irán. Ese año fue castigada con 99 latigazos frente a su hijo por mantener una relación extramatrimonial con dos hombres mientras estuvo casada. A mediados de 2006 fue condenada a la lapidación por el mismo delito por el cual ya había sido juzgada y castigada.
Por la supuesta complicidad en el asesinato de su marido, se la juzgó y declaró inocente en 2007. Sin embargo, en 2010 se la volvió a investigar por la misma causa, pero esta vez se la declaró culpable. Amnistía Internacional detalla el caso y lucha junto con otras ONG para salvar su vida.
La única prueba que hubo para declararla culpable fue que los asesinos dijeron que ella los había contratado. Mientras que Issa Taherí, primo del marido de Sakineh, confesó ser el culpable del crimen, sin embargo, está en libertad.
“Los asesinos lo dijeron”, afirma Patricia Sinkari, abogada de la Unión de mujeres musulmanas en Argentina (UMMA). También agrega, “en los países islámicos es muy distinto. Cada uno, desde chico, ya sabe cuáles son las condenas por determinados actos y las mujeres saben como son las cosas.”
Grupos feministasMuchas agrupaciones actualmente defienden e intentan reivindicar los derechos de la mujer musulmana. La mayoría de estas mujeres son perseguidas y detenidas por la policía.
Los castigos son muy duros, por eso, otras mujeres eligen solo cumplir con sus obligaciones. “Luchan por una igualdad que sólo las perjudica”, expresa la abogada de la UMMA.
La Union de Mujeres Musulmanas en Argentina, expresa su opinión al respecto en la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres.
La Union de Mujeres Musulmanas en Argentina, expresa su opinión al respecto en la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres.
Lucía Castro