“ Todos los días recibimos al
menos diez niños que son víctimas de violencia familiar y de género, sufren maltratos
físicos y psicológicos de todo tipo” cuenta Nilda Di Gennaro, asistente social
del Hospital Garrahan. La violencia en los niños es una problemática nacional
que está naturalizándose a diario en todas las instituciones públicas del país.
Con frecuencia llegan a los hospitales menores que han sido golpeados o
abusados en sus casas o ámbitos familiares y en todos los casos el maltrato
psicológico está constantemente presente.
Las
estadísticas presentadas por el último informe del INDEC realizado en el mes de
septiembre son alarmantes. El 60 por ciento de las víctimas de violencia de
género son mujeres y el 30 son niñas y niños.
En los últimos anos los casos
de Violencia de Género crecieron tanto que la Corte Suprema de Justicia decidió
crear un área especial para estos casos. Se
produjo una legitimación e institucionalización de la violencia de género como
problema tanto en la sociedad como en el estado. En 2008 se creó la Oficina de Violencia Doméstica. Que constantemente
está haciendo estadísticas e informes sobre esta problemática. Lo preocupante es que todavía no hay un relevamiento a nivel nacional, lo que
impide ver la real magnitud de este mal que está creciendo año a año.
Desde 2010 las denuncias crecieron 40% y el maltrato psicológico es lo más
frecuente en todos los casos. Una de los objetivos más fuerte de las campanas hechas
por la Oficina de Violencia doméstica es lograr que las víctimas pidan ayuda ni
bien comienza las agresiones verbales para evitar llegar a las agresiones físicas.
De los números más preocupantes
se puede ver que menores de edad de ambos sexos son víctimas de diversas formas
de violencia. La mayoría de las mujeres sufren sexualmente y los varones con
golpes, que en muchos casos terminan en muerte. Si bien hay normas que regulan
y castigan la violencia a los menores a nivel internacional, como La Convención
de los Derechos del Nino, que tiene jerarquía constitucional, los casos crecen
exponencialmente, ya que se naturaliza el maltrato y hasta que no hay
consecuencias extremas, los familiares no suelen denunciar a los agresores. Es
por eso que por lo general, cuando recurren a autoridades competentes, es
demasiado tarde.
“En muchas ocasiones el maltrato
hacia los niños es una forma de las parejas para lastimar atacando a los hijos”
explica Nilda. El problema según cuenta, es que al estar en medio de
situaciones familiares complejas, las madres no denuncian a los agresores, los
justifican. Otro caso recurrente son los que no sufren agresiones físicas
directas pero son testigos del maltrato hacia sus progenitoras, lo que los hace
crecer en un ambiente de pánico constante y de culpa al no poder hacer nada por
defenderlas. Se altera así la personalidad de esos niños que viven situaciones
traumáticas a diario y que no pueden hacer nada por sí mismo para cambiarlo.
Dada la cantidad de casos, explica la asistente social, es de carácter urgente
que se cree un aérea especial para hijos e hijas de mujeres víctimas de género
para poder asistir y prevenir a los ninos que están expuestos a estos
maltratos.
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